BIENVENIDO a la
Pagina De ANDRES CALAMARO
SECCIONES
DISCOGRAFIA
Alta
suciedad
Dro East West / Gasa -
Warner Argentina, 1997
Honestidad brutal
Dro East West / Gasa -
Warner Argentina, 1999
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ANTECEDENTES MUSICALES
Andrés Calamaro nació el
22 de Agosto de 1961 en el puerto de Santa María de los Buenos Ayres,
bajo el cielo protector
correspondiente al signo de Leo. Desde
pequeño orientó sus magnetos hacia la música y muy
precozmente compuso su
primera canción: un compañero
de colegio le susurró el nombre Chica del paraguas -con el que bautizó
a su primogénita- sin
darse cuenta todavía que ese nombre
ya existía en un disco de Los Gatos, combo fundacional del rock
argentino. A los
diecisiete entró por primera vez
a un estudio para grabar junto a Raíces el álbum B.O.V. Dombe,
y desde ese día no parece
haber detenido demasiado la marcha: lleva
editados veintiún discos y el último, que es doble, muestra
sólo una parte del
último año de grabaciones
intensivas.
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OTROS GRUPOS CONTEMPORANEOS
A fines de los setenta armó su primer
grupo musical, la Elmer Band, donde interpretaba canciones propias junto
al guitarrista
Gringui Herrera. Al rato, un recién
llegado Miguel Angel Peralta lo llamó para integrarse como tecladista
a una nueva versión
de los legendarios Abuelos de la Nada.
Llegó el éxito y las luces en la cara para cantar, a lo largo
de cuatro discos, una serie
de hits adhesivos e inolvidables, como
Sin gamulán, Mil horas, Así es el calor y Costumbres argentinas.
En 1985, después de
algunos desencuentros internos y la salida
de un primer trabajo solista -Hotel Calamaro- Andrés se fue de los
Abuelos.
Registró junto a un seleccionado
de jóvenes músicos amigos su segundo álbum, Vida Cruel
, un disco que sintetizaba los
sonidos que revoloteaban en la época:
new wave, toques de dark, cierto pop claustrofóbico. El álbum
tuvo buena acogida
entre la crítica pero no resultó
el éxito esperado en las tiendas. Al año siguiente, Andrés
desempolvó la cazadora de cuero y
se entusiasmó de nuevo con el rock
and roll: en ese ticket de vuelta a las raíces de una música
que jamás había dejado de
escuchar se fueron sellando las canciones
que irían a formar arte y parte de Por Mirarte. El disco vio la
luz recién en 1988, y
mientras tanto Calamaro produjo a Los Fabulosos
Cadillacs, Los Enanitos Verdes y Don Cornelio y la Zona y formó
una banda
nueva, donde militaban Ariel Rot -que había
vuelto de España- y Gringui Herrera. Los conciertos y las giras
se sucedían y no
tardaron en aparecer nuevas canciones,
al tiempo que el clima en Argentina -con hiperinflación, caos político
e inestabilidad
constante- se tornaba irrespirable. A principios
de 1989 Calamaro & su banda entraron a grabar, junto a Mario Breuer
-ingeniero de sonido que trabaja con Andrés
desde los tiempos de Raíces- y un seleccionado de músicos
invitados, una obra
que desde su nacimiento fue definitiva:
Nadie sale vivo de aquí. El álbum fue elegido como el mejor
del año, pero la crisis se
ahondaba y terminó repercutiendo
en la industria discográfica: el vinilo escaseaba y hacía
difícil la producción de discos. En
septiembre de 1990 Andrés decidió
viajar a España y cambiar el aire. Apenas tocó suelo madrileño
se reunió con Ariel Rot y
Julián Infante -los dos ex Tequila-
para largar con los ensayos del grupo que no era, todavía, Los Rodríguez.
Empezaron
también los shows en pequeños
rincones dorados que funcionaron como pistas de prueba para las canciones
de Buena suerte
, un debut refrescante repleto de energía
y buen humor. A principios de 1992 el grupo se presentó en Buenos
Aires por
primera vez, y volvió a los pocos
meses para tocar en un estadio, siete años después de que
Andrés tuviera su último éxito
masivo: el retorno del guerrero se debía
a la popularidad de Mi enfermedad, una canción de Buena suerte que
la voz de
Fabiana Cantilo había convertido
en superhit en Buenos Aires. El Disco Pirata -suma de presentaciones en
directo y alguna
versión en estudio- ya se había
editado, pero la auténtica explosión de Los Rodríguez
comienza cuando firman contrato con
DRO para editar Sin documentos, una colección
sabrosa de canciones , donde brillaban la rumba del título, el himno
Salud
(dinero y amor) y la canción de
cuna 7 Segundos, todas firmadas por Calamaro. Los años siguientes
vienen de cosecha:
muchas giras por España y Latinoamérica
que confirman la precisión de la maquinaria Rodríguez, un
disco grabado en el
Cortijo de Málaga en 1995 (Palabras
más, palabras menos), la edición de viejas Grabaciones encontradas
en solitario y el
ritmo agotador que no cesa. Entonces: sobreviene
un disco de maquetas, trozos de conciertos e inéditos (Hasta luego)
que se
convierte en éxito absoluto de ventas
y el grupo culmina una gira española con Sabina. De repente, y por
diversas razones,
Los Rodríguez dejan de existir.
En febrero de 1997 Andrés empieza a grabar, en Estados Unidos y
con un batallón de
sesionistas preferidos, su primer disco
solista desde Nadie sale vivo de aquí. Alta Suciedad exhibe, con
firmeza y elegancia,
algunas de las múltiples caras que
el artista supo esconder y mostrar durante todos estos años. Dicen
presente la balada
clásica, el rock deformado, el funk
y esa especie singular de canción (..que desaparece...) convertida
ya en marca personal:
Todo lo demás, El tercio de los
sueños o Cuando manda marinero. El disco se transforma en un suceso,
superando el medio
millón de copias vendidas en el
mundo, y vuelven las giras multitudinarias. Pero el inquieto compositor
comienza el 98 con
una nueva letra y termina en el 99 con
más de una centena de canciones completas. En el medio, un año
de frenesí
productivo entre cuatro puntos cardinales:
Buenos Aires, Madrid, New york y Miami. Y al final, en marzo, se vuelve
visible sólo
la parte de adelante de un baúl
cargado hasta el tope. Nada parece faltar en las treinta y siete canciones
de Honestidad
Brutal, grabadas con casi el mismo número
de invitados especiales, en sesiones marátonicas que probablemente
no hayan
cesado. Porque el disco termina con una
palabrita clave: Continuará.
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